viernes, 26 de junio de 2009

Tomemos Conciencia y Construyamos un Mundo para Todos con la Arquitectura




Según estudios, adaptar un centro comercial a los criterios de accesibilidad representaría un 0,2 por ciento adicional a los costos de obra, pero si se toman en cuenta desde su construcción no superaría el 0,006%. En viviendas unifamiliares, el sobrecosto es del 21 por ciento si es por refacción o del 3 por ciento en etapa de diseño. Veredas, escaleras, medios de transporte y otros ámbitos del espacio público sólo excepcionalmente preveen tales necesidades.
Construir un mundo para todos es difícil, pero posible y necesario. Por culpa de una arquitectura que en la mayoría de los casos no toma en cuenta las excepciones de aproximadamente el 10% de la población que debido a impedimentos físicos permanentes o temporarios, ve recortada su libertad y sufre una efectiva, aunque pocas veces declarada, discriminación.
La eliminación de barreras arquitectónicas para discapacitados y aún para personas que no lo son pero que atraviesan por determinadas condiciones, como por ejemplo las embarazadas, representa una preocupación relativamente nueva entre los profesionales del arte de la construcción y también entre los funcionarios de gobierno.
Hay que reflexionar y sacar conclusiones acerca de estos asuntos, día a día discapacitados deben enfrentarse al mundo al presentárseles un sinfín de obstáculos en escaleras, calles veredas, puentes peatonales, ascensores medios de transporte, lugares de esparcimiento, etc. Haciendo lo correcto desde un principio, cuando se comienza el levantamiento de una obra, no solo se demuestra la igualdad a través de la arquitectura, sino también se ahorra el costo extra de las adaptaciones.
La tarea que nos queda a los arquitectos por delante para devolver esta parte de sus derechos humanos a las personas es reformar lo ya hecho de manera que se adapte a todos y hacer que estos errores de planificación no se cometan nuevamente.

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